La pérdida de la audición puede significar un detrimento en el desempeño laboral y social, lo que genera aislamiento y depresión en la persona que la sufre. Suele afectar más a los hombres, principalmente por su mayor exposición al ruido en el trabajo y prevalencia de enfermedades metabólica y colesterol alto, entre otras variables.
A nivel mundial, se estima que el 30 % de las personas mayores de 60 años sufre de una baja significativa de la audición, lo que altera su capacidad de comunicación en forma evidente. Esta proporción aumenta hasta 60 % en adultos sobre los 85 años. “La hipoacusia es la disminución de la capacidad auditiva, lo que interfiere con la comunicación o interacción del individuo con su entorno social, laboral o familiar. Esto ocurre a partir de una pérdida de 20 decibeles en el umbral tonal”, explica el doctor David Jofré, profesor asociado de la Facultad de Medicina UC y otorrinolaringólogo de Red de Salud UC CHRISTUS.
Doctor David Jofré
La prevalencia de hipoacusia se relaciona fuertemente con la edad, género y exposición al ruido. Además, se asocia de forma indirecta con el ingreso per cápita y los niveles de educación. “Otros factores que han demostrado alguna vinculación con esta patología son las enfermedades infecciosas del oído medio e interno, ciertos fármacos, daños del nervio auditivo, alteraciones inmunitarias, diabetes mellitus e hipercolesterolemia”, agrega el otorrino.
Hombres que oyen menos
La disminución de la capacidad auditiva es continua y gradual en la mayoría de las personas, con un deterioro medio de cinco a seis decibeles por década. La progresión del cuadro es muy variable y es más prevalente en los hombres, en quienes avanza más rápido comprometiendo primero las frecuencias más agudas (sobre 1000 Hertz). Esto debido, principalmente, a su mayor exposición al ruido en el trabajo y prevalencia de enfermedades metabólicas y colesterol alto. En los adultos mayores, la pérdida de la audición estaría vinculada al desgaste auditivo propio del envejecimiento.
Un cuadro progresivo
El especialista comenta que “en una primera etapa los pacientes normalmente pasan inadvertidos, pues solo se altera la audición de algunas frecuencias agudas, por lo que el problema no se nota de forma evidente porque no interfiere con la comunicación”.
A medida que el cuadro avanza, la persona percibe y refiere limitaciones en su vida diaria, tales como dificultades para seguir conversaciones grupales, pérdida de información verbal en ambientes ruidosos, necesidad de apoyo en lectura labial, dificultades para hablar por teléfono, entre otras. Estas limitantes generalmente coinciden con la presencia de hipoacusia moderada a severa.
Por último, en la hipoacusia severa a profunda “la capacidad auditiva del paciente es tan deficiente que esto lo obliga a aislarse y automarginarse de sus actividades cotidianas, lo que puede acompañarse de depresión debido a la pérdida de contacto con su entorno”.
Síntomas
- Dificultad para oír a las personas
- Pedir con frecuencia que repitan lo dicho
- Frustración al no oír
- Ciertos sonidos parecen demasiado fuertes
- Problemas para oír en áreas ruidosas
- Problemas para diferenciar ciertos sonidos
- Mayor dificultad para entender voces agudas
- Zumbido en los oídos
Tratar, pero no sanar
No existe cura para la pérdida de audición asociada con la edad, por lo que el tratamiento apunta a mejorar el desempeño de las actividades cotidianas y de las relaciones sociales. Para esto se recomienda el uso de audífonos y la rehabilitación auditiva.
En casos de hipoacusia severa que no se recupera con el uso de audífonos puede realizarse un implante coclear, que consiste en instalar un dispositivo que emplea las características del oído interno para estimular la audición, con el fin de que la persona vuelva a detectar sonidos y, con la práctica, entender el lenguaje. Aunque actualmente se han superado los límites de edad para su indicación, aun así la gran mayoría de los casos se trata con audífonos.
(Revista Salud, Red Salud UC –Christus)